lunes, 9 de junio de 2008

Rel.

Rel.

-Que Dios esté contigo.
-!No, gracias! que mejor se quede aquí con usted.
Rel.

Deberíamos, ante todo, leer como ateos del catolicismo a los griegos: sin pecados ni redenciones, cielos o infiernos, y hasta las últimas consencuencias, con una lengua atea –si es que en verdad nuestras gramáticas y los órganos lingüísticos se encuentran libres de cristos, vírgenes y santos.